EL PEQUEÑO GIGANTE


Dedicado al espíritu que dentro de cada uno de nosotros evoluciona, y que a veces, por diversas circunstancias; se revoluciona.


(La vida de Manuelito Maldonado Lovo)

domingo, 21 de febrero de 2010

EL CAMINO TRAZADO, PERO SIEMPRE FLEXIBLE COMO UNA CAÑA DE BAMBÚ.

Somoto, Noviembre de 1964, zona norte de Nicaragua.
Manuelito Maldonado observó dos figuras desconocidas acercándose por la calle. Eran las ocho de la noche, la amarillenta luz que iluminaba suavemente la terrosa calle, provenía de un poste eléctrico a pocos metros de la vivienda. Los desconocidos pasaron por delante de la casa y se detuvieron frente a un portón de media altura hecho de madera, observaron disimuladamente ambos lados la calle, uno de ellos abrió la puerta, y entraron al solar de la familia Maldonado. Serán amigos de mi hermano, pensó Manuelito, que esperaba la cena sentado en una piedra situada fuera de la casa; al lado izquierdo de la entrada mirando frontalmente...
Manuelito, como de costumbre, cenó y se fue a dormir, pero ni en sus sueños más atrevidos, podría sospechar lo que aquellos dos extraños harían con su vida: La cambiarían para siempre.
Que llegaran extraños era tan común para Manuelito como el constante paso de viajeros por las calles...
El temor a ser asaltados no era un problema, pues poco o nada se le puede robar a quien es tan pobre como nosotros.
EL PEQUEÑO GIGANTE. (La vida de Manuelito Maldonado Lovo).

Con estos párrafos iniciamos en la profundización dinámica de este blog, donde nos moveremos entre historias y reflexiones profundas, ya sean que estén incluidas en la obra que da nombre a este punto de encuentro, o novedosos aportes propios de este lugar.
El enfoque: Considerar compatible el desarrollo económico, con el humano moral y espiritual, así como la necesidad de un despertar de conciencia que nos libere, ya no de las cadenas físicas de los pasados esclavistas, sino de las nuevas cadenas invisibles que están llevando a la humanidad a la autodestrucción y a vivir para lo absurdo; porque nos programaron para perseguir una falsa felicidad.

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