EL PEQUEÑO GIGANTE


Dedicado al espíritu que dentro de cada uno de nosotros evoluciona, y que a veces, por diversas circunstancias; se revoluciona.


(La vida de Manuelito Maldonado Lovo)

miércoles, 2 de febrero de 2011

YA PUEDEN DESCARGAR GRATUITAMENTE EL LIBRO EN...

 Las circunstancias siempre cambiantes de la vida en su constante evolución, me han llevado a otros lugares, a otras dimensiones de existencia, no tan lejanas como la propia expresión puede dar a interpretar, y así, este libro de una etapa personal que cesó, queda a la disposición gratuita de todo aquél que sintió su llamado sutil... Algún mensaje tendrá para su alma, y aquí pueden descargarlo para absorber de él, lo que cada cual necesite en su actual proceso evolutivo hacia la FELICIDAD con mayúsculas. Un abrazo a todos y todas... Nos veremos en el sendero...


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viernes, 1 de octubre de 2010

HUMILDAD NO SIGNIFICA SER MISERABLE.

Una zapatería era un lugar muy apropiado para ser casa de seguridad, pues zapateros y guerrilleros podían mezclarse sin levantar sospechas, estando unidos por una misma condición social humilde: Siendo el contexto de esta humildad, el que se aleja de valorar el no pregonar nuestros logros personales. Aplicamos aquí la palabra humilde para describir un nivel de vida económico muy bajo, donde se roza y traspasa la miseria humana en su carácter físico, con su división de clases sociales creada por parámetros económicos. Existen miserias peores, no exclusivas de los pobres ni de clase social alguna, sino de los corruptos de corazón: Miserables que están en todos los niveles sociales.

(Del libro EL PEQUEÑO GIGANTE. La vida de Manuelito Maldonado Lovo. Autor:Isaac Fernández de la Villa.)

jueves, 23 de septiembre de 2010

PREPOTENCIAS HUMANAS Y SUS CONSECUENCIAS.

Hay un refrán que dice: Si quieres conocer como es realmente Fulanito, dale un carguito. Significando carguito como puesto o cargo de relativa importancia, el refrán alude a quienes sintiéndose elevados en poder, economía, o ambos, cambian su carácter hacia la prepotencia sobre los demás seres humanos; se creen mejores. La prepotencia es la cualidad de sentirse poderoso, dominador de quienes nos rodean, y como todo lo referente a la corrupción en el ser humano, ser prepotente tiene un dulce aroma que embriaga y obnubila a quien cae en sus redes. La persona se cree superior y merecedor de halagos, pero no se da cuenta que allá donde va, acaba apestando fétidamente, y para empeorar el asunto, existen personas aduladoras y serviles que los mantienen en el auto engaño, complaciéndolos bajo la mira de sus propios intereses personales; aunque en lo oscuro de sus corazones los odien, los envidien, e incluso los apuñalen por la espalda cuando hablan de ellos no estando presentes. Y para aquellos que se han elevado en la soberbia y la prepotencia, tarde o temprano se cumple la ley metafísica del ritmo, o del péndulo, que se resume en: todo lo que sube baja.

Cuando cae el prepotente, ¿dónde quedó su poder y la adulación que se creyó merecedor mientras pisoteaba a los demás?...

El tiempo pone las cosas en su sitio, y por fuerzas del destino, que normalmente sobrepasan nuestro entendimiento, ocurren cosas tan inesperadas como que dos torres gemelas desaparezcan de un día para otro. Incluso se dice que en el Titanic había una placa que decía: Ni Dios ni las tempestades nos detendrán, o lo que es lo mismo: Este barco no lo hunde ni Dios. Y ya sabemos donde acabó el barco en su primer viaje, una vez sido denominado insumergible por la prepotencia e ignorancia humana: Hundido.

(Del libro EL PEQUEÑO GIGANTE. La vida de Manuelito Maldonado Lovo)
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Isaac Fernández de la Villa.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

RIESGOS DE COLABORAR CON LA REVOLUCIÓN 2.

– ¿Quiere una taza de café? –le preguntó el coronel, extremadamente amable comparado con el trato del otro hombre.
Ella recordaba las enseñanzas de su marido, y se dijo a sí misma: Ahora toca el interrogatorio educado.
– No gracias.
– Usted está aquí porque unos nicaragüenses estaban alojados en su casa. ¿Qué me puede decir usted de eso?
– Ellos han venido a buscar trabajo, y mi marido les dio alojamiento. Los conocía de cuando trabajó en Nicaragua y ellos le ayudaron de la misma forma.
El interrogatorio continuó en forma suave, para que ella confiara y contase la verdad. Elida se mantuvo en su alegación, evitando a su mente descentrarse y salirse de lo dicho. El coronel, cuando se dio por satisfecho decidió concluir el interrogatorio.
– Puede irse, pero dígale a su marido que esos que albergó son bandoleros. Que no vuelva a meter en su casa a personas de ese tipo. Infórmense bien sobre las actividades de quienes los visitan.
Doña Elida se incorporó, pero antes que diese un paso, el coronel le hizo la última pregunta.
– Por cierto… ¿dónde está el mimeógrafo?
Doña Elida se sorprendió. Alguien les había informado sobre el aparato.
– En casa de unas vecinas –contestó diciendo la verdad.
– Haga usted el favor de llamarlas y decirles que van a pasar a recogerlo.
Así hizo doña Elida, que se vio retenida nuevamente.
Unos policías llegaron con el aparato y se lo entregaron al coronel, que comenzó a observarlo detenidamente. Era una pequeña estructura artesanal hecha con reglas de madera y cuerdas, usada para imprimir copias en forma casera. En pocos instantes la cara del coronel fue cambiando hasta verse muy enojado. Finalmente se dirigió a quienes les habían traído el mimeógrafo.
– ¡Hijos de puta…! ¿Todo este jaleo que hemos montado es por esta mierda, que cualquier niño puede fabricar?... ¡Traigan al preso ya! –les gritó con una mirada cargada de odio.
Los guardias trajeron a Pablo Velásquez, que llegó muy sucio, maloliente y sin fuerzas por desnutrición severa.
– Ya se pueden ir –dirigiéndose a doña Elida y Pablo–. Y dejen esta mierda aquí –refiriéndose al mimeógrafo. El cual siguió mirando, intentando descubrirle algún secreto que justificase todas las molestias que le había causado.
Por la intervención del hermano de Pablo, Jonathan, Adrián, y Tirado fueron deportados de Honduras y dejados en manos de las autoridades nicaragüenses como simples indocumentados. Fueron llevados a Somoto, donde los retendrían hasta que pagasen una multa. Roberto Vilchez y Salomón Espinoza reunieron el dinero y pagaron las cantidades exigidas para que fuesen liberados: Cuando salieron de la cárcel, los tres desaparecieron de la vida pública, pues sabían que en poco tiempo la Guardia descubriría quienes eran realmente aquellos que habían puesto en libertad. Y efectivamente, a la semana siguiente, la GN montó fuertes operativos en la zona norte para dar con ellos.
Cuando Pablo y su mujer llegaron a su casa en Choluteca, vieron que había sido registrada, estaba todo revuelto por los suelos, con los muebles del revés. Pablo sabía que su casa estaba quemada, que ya no podía usarse para alojar guerrilleros y comenzó a organizar otros sitios que funcionasen como casas de seguridad.
El trabajo de Pablo, en su responsabilidad de asegurar a las personas que de él dependían, le llevó a situaciones, que si bien no lo llevaron a prisión, pudieron tener consecuencias nefastas. En cierta ocasión le encargaron cuidar a cierto cuadro –dirigente– del FSLN, que siendo joven aún, no veía las posibles consecuencias de sus actos: Si a usted le pasa algo, a mi me pasan las cuentas… no estamos jugando… le dijo Pablo a quien había dejado la casa donde le había alojado, para colarse en la piscina de un hotel hondureño: Perdona… tenía calor… ya no volverá a ocurrir… le dijo el joven reconociendo su descuido.

En su colaboración, Pablo Velásquez ayudó y cuidó a muchas personas que necesitaban ocultarse en Honduras por sus actividades revolucionarias Sandinistas. Eduardo Contreras, Tomas Borges, Germán Pomares, Ricardo Morales y muchos otros fueron atendidos por él. Algunos llegaron heridos como Adrián Gutiérrez, otros transportaban armas o dinamita. En la madrugada se producían los traslados de personas por la frontera. Tino solía llegar con Miguel Zeledón por la parte Nicaragüense, por la Hondureña, Pablo solía ir acompañado de su mujer, así evitaba las sospechas que produciría un hombre solitario por el monte.
Miguel Zeledón era zapatero y colaboró estrechamente con El Profesor Salinas. A fechas de 2008 trabaja para el cuerpo de bomberos de Somoto.
Pablo Velásquez también ayudó al FSLN falsificando pasaportes hondureños, que por entonces se vendían en blanco para ser rellenados posteriormente. Él los rellenaba con las firmas y los sellos correspondientes: Santos López y Carlos Fonseca fueron a Cuba con pasaportes hechos por Pablo Velásquez.

Pablo y su mujer no volverían a Nicaragua hasta el triunfo de la revolución en 1979, cuando por orden del gobierno Hondureño, se perseguiría a todo aquel implicado en la lucha revolucionaria del país vecino. Regalando todo lo que tenían, marcharon a Somoto en un camión lleno de personas, sabiendo que nunca volverían a Honduras. Pablo fue nombrado delegado de inmigración y trabajó en las fronteras. Murió disparándose accidentalmente con su fusil. La primera investigación pretendía cerrarse con el dictamen de suicidio, por lo aparente de la escena, pero su esposa, considerando otras causas llevó el caso a una investigación exhaustiva, para dar como resultado: Muerte accidental. Pablo tomó vacaciones y celebró con guaro, lo que produjo el descuido fatal, pues tenía costumbre de llevar el fusil bala en boca; que disparaba con sólo apretar el gatillo.
(Del libro EL PEQUEÑO GIGANTE. La vida de Manuelito Maldonado Lovo. Autor:Isaac Fernández de la Villa.)

sábado, 4 de septiembre de 2010

RIESGOS DE COLABORAR CON LA REVOLUCIÓN.

La colaboración tenía sus riesgos y a veces se sufrían represalias. Adrián Gutiérrez, Tirado López, y Jonathan fueron arrestados por el DIN en Honduras, y Pablo Velásquez fue arrestado porque los había acogido en su casa. La intervención de otro hermano de Pablo, capitán del ejército hondureño, conseguiría que no fuese torturado físicamente: Sólo podemos prometer que no será torturado, pero tenemos que interrogarlo, le dijeron al hermano cuando alegó en favor de Pablo. Los abogados del partido comunista hondureño que ayudaron en este caso, dieron su opinión: Si hubiese matado a ocho personas, lo podríamos sacar al día siguiente, pero por las causas que está arrestado, no podemos hacer nada por ahora. En ocho días, según las leyes de nuestro país, si no han encontrado cargos para enjuiciarlo, lo deben de poner en libertad. En caso que esto no ocurra, vamos a preparar manifestaciones en las universidades... Mientras esperaban que los ocho días pasasen, Elida llevaba comida a su esposo todos los días; se la tenía que dejar a los policías hondureños que nunca se la hicieron llegar a Pablo.
(Del libro EL PEQUEÑO GIGANTE. La vida de Manuelito Maldonado Lovo. Autor:Isaac Fernández de la Villa.)

viernes, 27 de agosto de 2010

LAS CASAS DE SEGURIDAD.

Ester y Manuelito Maldonado se quedaron sin posibilidades de tener una buena casa, y lo peor era la penosa situación de vivir a la intemperie. Manuelito decidió construir una vivienda provisional, una especie de ranchito, choza o casa humilde campesina. Con las maderas construyó una pequeña casa destartalada de unos tres por cuatro metros, al fondo del solar familiar. El ranchito tenía un poste de madera en el centro, como una sombrilla, y su aspecto, aunque rectangular, daba la impresión de ser ovalado. Manuelito puso nombre a tan extraña construcción. Inspirado por la visión abstracta de una barca deforme, en un trozo de madera rotuló unas letras que hoy, son parte importante de la historia oculta de la revolución Nicaragüense. Aquella choza fue crucial para el FSLN en la zona norte del país. En el rótulo podía leerse ZAPATERÍA LA PIRAGUA.
La Piragua había nacido.

Por la proximidad de Somoto con Honduras, el lugar era de gran importancia para el transito de guerrilleros y suministros clandestinos de un país a otro. Años de actuación sigilosa y efectiva, llevaron a Manuelito a una posición relevante en la logística del Frente Sandinista en la zona, a su disposición tenía casas de seguridad y una red de mensajería que hizo efectivo el transito clandestino entre los dos países.

Las casas de seguridad refugiaban a guerrilleros, colaboradores, o servían de escuelas de entrenamiento. Que una vivienda común llegase a funcionar como casa de seguridad no era tarea fácil, y se requería que todos sus habitantes fuesen confiables, sin importar la edad todos debían comprometerse con la causa sandinista. Para conocer las posibilidades de una casa, se conversaba con sus habitantes, en una evaluación sutil que evitaba agresiones a las ideas o creencias de aquellos que eran evaluados. Nunca se debía proporcionar información comprometedora, norma aplicada tanto para quien ejercían labores de captación, como para los ya integrados en el Frente Sandinista. El riesgo y el esfuerzo que aportaba una casa de seguridad se veía influido por el valor estratégico de su localización, el grado de compromiso de sus integrantes y el entorno social de la casa.
En Cacaulí, población cercana a Somoto, Pastor Mendoza, primo de Manuelito, hizo de su casa un lugar de entrenamiento guerrillero, pues vivía en pleno campo. Los entrenamientos eran de noche para evitar llamar la atención durante el día. Elena Maldonado, conocida como La Abuela por los Guerrilleros, era su madre. El Flaco, cuando se hospedaba en casa de Manuelito solía decir: Manuelito, me voy a casa de mi abuela, y Manuelito sabía donde iba. Pastor y Elena vivían solos en una casa de taquezal que formaba un único cuarto grande, con dos corredores exteriores; uno al norte y otro al sur que daba a una pequeña cocina de madera con fogón de leña. Cuando la casa se llenó de hombres entrenándose, hicieron un cuartito provisional para que Elena tuviese privacidad. Durante el día los guerrilleros trabajaban en una ladrillera para ganar dinero, estrategia que evitaba sospechas. Elena les cocinaba y les llevaba la comida al trabajo.
Las casas de seguridad eran vitales y hacían la diferencia en muchas ocasiones entre la vida y la muerte de los revolucionarios. Adrián Gutiérrez fue herido en un enfrenamiento cuando viajaba de madrugada por una vereda hacia Somoto, dos miembros de la Seguridad del Estado comenzaron a dispararle y él respondió matando a uno e hiriendo al otro. Un compañero que iba con él se libró de la emboscada y pudo socorrerlo, fue llevado a casa de La Abuela. Tino lo trasladó luego, a casa de un colaborador médico para su curación en San Marcos, Honduras, donde el DIN; las fuerzas represivas del Ministerio del interior de Honduras, también perseguía a los guerrilleros Sandinistas, considerados como peligrosos bandoleros de montaña. Para su recuperación fue llevado a casa de Pablo Velásquez y Elida, en Choluteca, donde estaría tres meses.
(Del libro EL PEQUEÑO GIGANTE. La vida de Manuelito Maldonado Lovo. Autor:Isaac Fernández de la Villa.)

sábado, 21 de agosto de 2010

LA DESCULTURA DEL DROGARSE PARA NO SUFRIR.

La palabra Guaro, en Nicaragua se utiliza para generalizar a las bebidas alcohólicas. Por ahora, el alcohol es la droga más destructiva existente en Nicaragua. Lo triste, es que el tiempo lo ha hecho parte de su cultura, dentro de la rama de la descultura; ya que si consideramos la cultura como el conjunto de conocimientos que nos permite desarrollar un juicio crítico: ¿qué juicio crítico tiene un borracho?... Y si consideramos la cultura como costumbre y modo de vida de una sociedad: ¿qué vida tiene el alcohólico, cuando en verdad se está suicidando lentamente? No nos dejemos engañar por viejos patrones de machos cantineros, que valoran su falsa hombría por la capacidad de aguante alcohólico y conquistador de mujeres: Eso no es cultura, sino vicio y desperdicio de las virtudes del ser humano en competiciones infantiles que sólo benefician a los cantineros y a quienes se venden por dinero. Esa mal llamada cultura, mantenida viva hasta hoy por viejas películas del siglo pasado, donde los protagonistas son borrachos y mujeriegos con afán de poder terrateniente y finquero, sigue creando las mismas aberraciones en los hijos de quienes así ordenaron sus valores personales: sus hijos intentarán ser hombres por medio de los vicios que ven en sus padres. Esta descultura, causa en ciertos lugares y en determinados niveles sociales, que se considere normal faltar al trabajo por borrachera: se paraliza la construcción de una casa, porque el albañil se emboló, dicen todos tan tranquilos, como si nada importase que esas borracheras duren días o meses, o que hagan que el obrero venda a precio insignificante todas sus posesiones para seguir bebiendo hasta que su cuerpo físico no tolere más alcohol y vomite todo lo que beba; o su garganta haya sido literalmente quemada por el alcohol. Y siempre están ahí los oportunistas, que en vez de dar buen consejo, se alegran y aprovechan las caídas del hermano para comprar a bajo costo lo que también pudo ser robado para mantener su vicio. Pero no creamos que los países en desarrollo son los únicos que tienen vicios destructivos. El efecto arruinante en lo socioeconómico de ingerir alcohol sin medida, es similar a los causados por la heroína o el crack en los países desarrollados; que son drogas relativamente baratas para la sociedad en que se mueven, y llevan al individuo a la completa ruina familiar y a la delincuencia… En países como España podemos ver a los llamados Gorrillas, personas que piden dinero por el simple hecho de indicarte donde hay un aparcamiento, el cual está claramente visible para los conductores. Muchos que a esto se dedican, lo hacen para reunir dinero y pagar su adicción, y este ejercicio se ha transformado en una forma de extorsión camuflada, que tras décadas de manifestarse en muchas ciudades españolas, está siendo reconocida como tal y perseguida por las autoridades, que por ley, sólo pueden quitarles el dinero que han conseguido como método de persuasión. El lamentable aspecto demacrado, las amenazas, y las represalias cuando no reciben lo que piden los drogadictos, obligan al ciudadano a pagar para que no dañen su vehículo o les asalten, como ocurre a veces. Si la dependencia que los deshumaniza es la heroína, las secuelas que deja la droga puede verse a simple vista: Cuerpos excesivamente delgados por la falta de hambre que produce la adicción, desaseados en todos los sentidos, con largos pelos, barbas sucias, y cierta falta de coherencia en sus acciones.
Bolo es la palabra que en Nicaragua sustituye a borracho. El bolo continuado también tiene sus secuelas visibles; mugrosos, descuidados, huelen a orín, cuando hablan hieden a alcohol, y también buscan como conseguir dinero pidiendo en las esquinas, engañando, o extorsionando, según sea el índice de maldad que tenga, o la ingestión de alcohol le haya proporcionado… Pero lo que más asombrará al extranjero que desconoce la situación social del alcoholismo en países como Nicaragua, será ver a hombres tirados por las aceras a la vista de todos. En Europa, los heroinómanos buscan lugares escondidos como parques, descampados o ruinas, para drogarse y quedar tirado en su viaje fuera de este mundo. Así la sociedad puede seguir engañada; ¡Como no los vemos, qué nos importa! dice la sociedad con la economía como única preocupación… El extranjero se quedará perplejo cuando ve al bolo tirado en plena calle: ¿Estará muerto? piensa. Pero nadie se asombra y así quedan en las aceras, y de vez en cuando muere alguno por intoxicación etílica o ahogados en su vómito, al igual que en otros países mueren por sobredosis de heroína, cocaína, o mezclas de ácido, éxtasis, y alcohol. ¿Qué diferencia hay entre la heroína y el alcohol, cuando sus resultados son casi idénticos? ¿A quienes beneficia que se destruya el ser humano de esta forma? Si la prohibición ha demostrado que no soluciona las adicciones del hombre, ¿por qué no investigar las causas que llevan al hombre a necesitar de drogas? Este será el único camino que puede salvar a la humanidad de las adicciones. Pero, ocurre que la erradicación de ciertos vicios choca con grandes intereses capitalistas, así como ocurre con otros muchos asuntos: ¿Por qué si no en Nicaragua, que hay pobreza y desnutrición, los niños consumen más bebidas gaseosas que leche, cuando la gaseosa es dañina para la salud y mucho más cara que la leche?... Pero no todo está perdido, pues a cuatro de marzo de 2008, escuché al recién nombrado presidente Daniel Ortega, reunido con los productores de leche, y dijo que iba a trabajar para subir los impuestos a las gaseosas y bajárselos a la leche. Si medidas como estas logran que realmente baje el precio de los lácteos y la nutrición sea más sana para los ciudadanos, será un gran logro social. Y aunque a grandes empresas capitalistas no les guste: ¡SÍ! se puede hacer cambios en las tendencias sociales, sólo hay que dejar de preocuparse tanto por las ganancias de unos pocos, para ocuparse de las necesidades de muchos.
Emborracharse está dentro de la libertad del ser humano. En algunos países Europeos, la cerveza o el vino forma parte de la alimentación social y su ingestión es normal e incluso saludable, siempre que no se llegue al exceso. Alcohólicos hay en todo el mundo, independientemente del desarrollo del país, lo que demuestra que no es el desarrollo económico ni las tenencias materiales lo que hace feliz al hombre y libera de sus lacras viciosas; causadas por una educación, que no enseña a evitar la frustración, la envidia, los celos, ni dejar de ser egoísta y mezquino. Estas fallas comunes en la educación mundial actual, son las que a gritos pide la humanidad se resuelvan, con las voces de sus constantes y cambiantes vicios. Cuando sean solventadas, las generaciones que en ellas se eduquen cambiaran el curso de la historia como nunca antes se ha hecho.
Cambiar la educación materialista es responsabilidad principalmente de los gobiernos, y ver los resultados de una educación tarda décadas. Hoy estamos sufriendo las consecuencias de pasadas educaciones sin clases de moralidad y civismo, que han fomentado la falta de respeto hacia los demás. Cambiar la educación es un paso imprescindible para lograr una humanidad con menos sufrimientos y mayor felicidad.
Los alcohólicos, si no desean sinceramente salir de su adicción, quizá sigan así hasta la muerte. La responsabilidad de los gobiernos debe estar en la investigación de las causas más profundas que provocan las adicciones, y conociendo las causas trabajar para corregirlas: Si los adictos de hoy no son recuperables, trabajemos entonces para evitar que nuestros hijos sean los adictos del mañana.

(Del libro EL PEQUEÑO GIGANTE. La vida de Manuelito Maldonado Lovo. Autor:Isaac Fernández de la Villa.)