EL PEQUEÑO GIGANTE


Dedicado al espíritu que dentro de cada uno de nosotros evoluciona, y que a veces, por diversas circunstancias; se revoluciona.


(La vida de Manuelito Maldonado Lovo)

viernes, 27 de agosto de 2010

LAS CASAS DE SEGURIDAD.

Ester y Manuelito Maldonado se quedaron sin posibilidades de tener una buena casa, y lo peor era la penosa situación de vivir a la intemperie. Manuelito decidió construir una vivienda provisional, una especie de ranchito, choza o casa humilde campesina. Con las maderas construyó una pequeña casa destartalada de unos tres por cuatro metros, al fondo del solar familiar. El ranchito tenía un poste de madera en el centro, como una sombrilla, y su aspecto, aunque rectangular, daba la impresión de ser ovalado. Manuelito puso nombre a tan extraña construcción. Inspirado por la visión abstracta de una barca deforme, en un trozo de madera rotuló unas letras que hoy, son parte importante de la historia oculta de la revolución Nicaragüense. Aquella choza fue crucial para el FSLN en la zona norte del país. En el rótulo podía leerse ZAPATERÍA LA PIRAGUA.
La Piragua había nacido.

Por la proximidad de Somoto con Honduras, el lugar era de gran importancia para el transito de guerrilleros y suministros clandestinos de un país a otro. Años de actuación sigilosa y efectiva, llevaron a Manuelito a una posición relevante en la logística del Frente Sandinista en la zona, a su disposición tenía casas de seguridad y una red de mensajería que hizo efectivo el transito clandestino entre los dos países.

Las casas de seguridad refugiaban a guerrilleros, colaboradores, o servían de escuelas de entrenamiento. Que una vivienda común llegase a funcionar como casa de seguridad no era tarea fácil, y se requería que todos sus habitantes fuesen confiables, sin importar la edad todos debían comprometerse con la causa sandinista. Para conocer las posibilidades de una casa, se conversaba con sus habitantes, en una evaluación sutil que evitaba agresiones a las ideas o creencias de aquellos que eran evaluados. Nunca se debía proporcionar información comprometedora, norma aplicada tanto para quien ejercían labores de captación, como para los ya integrados en el Frente Sandinista. El riesgo y el esfuerzo que aportaba una casa de seguridad se veía influido por el valor estratégico de su localización, el grado de compromiso de sus integrantes y el entorno social de la casa.
En Cacaulí, población cercana a Somoto, Pastor Mendoza, primo de Manuelito, hizo de su casa un lugar de entrenamiento guerrillero, pues vivía en pleno campo. Los entrenamientos eran de noche para evitar llamar la atención durante el día. Elena Maldonado, conocida como La Abuela por los Guerrilleros, era su madre. El Flaco, cuando se hospedaba en casa de Manuelito solía decir: Manuelito, me voy a casa de mi abuela, y Manuelito sabía donde iba. Pastor y Elena vivían solos en una casa de taquezal que formaba un único cuarto grande, con dos corredores exteriores; uno al norte y otro al sur que daba a una pequeña cocina de madera con fogón de leña. Cuando la casa se llenó de hombres entrenándose, hicieron un cuartito provisional para que Elena tuviese privacidad. Durante el día los guerrilleros trabajaban en una ladrillera para ganar dinero, estrategia que evitaba sospechas. Elena les cocinaba y les llevaba la comida al trabajo.
Las casas de seguridad eran vitales y hacían la diferencia en muchas ocasiones entre la vida y la muerte de los revolucionarios. Adrián Gutiérrez fue herido en un enfrenamiento cuando viajaba de madrugada por una vereda hacia Somoto, dos miembros de la Seguridad del Estado comenzaron a dispararle y él respondió matando a uno e hiriendo al otro. Un compañero que iba con él se libró de la emboscada y pudo socorrerlo, fue llevado a casa de La Abuela. Tino lo trasladó luego, a casa de un colaborador médico para su curación en San Marcos, Honduras, donde el DIN; las fuerzas represivas del Ministerio del interior de Honduras, también perseguía a los guerrilleros Sandinistas, considerados como peligrosos bandoleros de montaña. Para su recuperación fue llevado a casa de Pablo Velásquez y Elida, en Choluteca, donde estaría tres meses.
(Del libro EL PEQUEÑO GIGANTE. La vida de Manuelito Maldonado Lovo. Autor:Isaac Fernández de la Villa.)

sábado, 21 de agosto de 2010

LA DESCULTURA DEL DROGARSE PARA NO SUFRIR.

La palabra Guaro, en Nicaragua se utiliza para generalizar a las bebidas alcohólicas. Por ahora, el alcohol es la droga más destructiva existente en Nicaragua. Lo triste, es que el tiempo lo ha hecho parte de su cultura, dentro de la rama de la descultura; ya que si consideramos la cultura como el conjunto de conocimientos que nos permite desarrollar un juicio crítico: ¿qué juicio crítico tiene un borracho?... Y si consideramos la cultura como costumbre y modo de vida de una sociedad: ¿qué vida tiene el alcohólico, cuando en verdad se está suicidando lentamente? No nos dejemos engañar por viejos patrones de machos cantineros, que valoran su falsa hombría por la capacidad de aguante alcohólico y conquistador de mujeres: Eso no es cultura, sino vicio y desperdicio de las virtudes del ser humano en competiciones infantiles que sólo benefician a los cantineros y a quienes se venden por dinero. Esa mal llamada cultura, mantenida viva hasta hoy por viejas películas del siglo pasado, donde los protagonistas son borrachos y mujeriegos con afán de poder terrateniente y finquero, sigue creando las mismas aberraciones en los hijos de quienes así ordenaron sus valores personales: sus hijos intentarán ser hombres por medio de los vicios que ven en sus padres. Esta descultura, causa en ciertos lugares y en determinados niveles sociales, que se considere normal faltar al trabajo por borrachera: se paraliza la construcción de una casa, porque el albañil se emboló, dicen todos tan tranquilos, como si nada importase que esas borracheras duren días o meses, o que hagan que el obrero venda a precio insignificante todas sus posesiones para seguir bebiendo hasta que su cuerpo físico no tolere más alcohol y vomite todo lo que beba; o su garganta haya sido literalmente quemada por el alcohol. Y siempre están ahí los oportunistas, que en vez de dar buen consejo, se alegran y aprovechan las caídas del hermano para comprar a bajo costo lo que también pudo ser robado para mantener su vicio. Pero no creamos que los países en desarrollo son los únicos que tienen vicios destructivos. El efecto arruinante en lo socioeconómico de ingerir alcohol sin medida, es similar a los causados por la heroína o el crack en los países desarrollados; que son drogas relativamente baratas para la sociedad en que se mueven, y llevan al individuo a la completa ruina familiar y a la delincuencia… En países como España podemos ver a los llamados Gorrillas, personas que piden dinero por el simple hecho de indicarte donde hay un aparcamiento, el cual está claramente visible para los conductores. Muchos que a esto se dedican, lo hacen para reunir dinero y pagar su adicción, y este ejercicio se ha transformado en una forma de extorsión camuflada, que tras décadas de manifestarse en muchas ciudades españolas, está siendo reconocida como tal y perseguida por las autoridades, que por ley, sólo pueden quitarles el dinero que han conseguido como método de persuasión. El lamentable aspecto demacrado, las amenazas, y las represalias cuando no reciben lo que piden los drogadictos, obligan al ciudadano a pagar para que no dañen su vehículo o les asalten, como ocurre a veces. Si la dependencia que los deshumaniza es la heroína, las secuelas que deja la droga puede verse a simple vista: Cuerpos excesivamente delgados por la falta de hambre que produce la adicción, desaseados en todos los sentidos, con largos pelos, barbas sucias, y cierta falta de coherencia en sus acciones.
Bolo es la palabra que en Nicaragua sustituye a borracho. El bolo continuado también tiene sus secuelas visibles; mugrosos, descuidados, huelen a orín, cuando hablan hieden a alcohol, y también buscan como conseguir dinero pidiendo en las esquinas, engañando, o extorsionando, según sea el índice de maldad que tenga, o la ingestión de alcohol le haya proporcionado… Pero lo que más asombrará al extranjero que desconoce la situación social del alcoholismo en países como Nicaragua, será ver a hombres tirados por las aceras a la vista de todos. En Europa, los heroinómanos buscan lugares escondidos como parques, descampados o ruinas, para drogarse y quedar tirado en su viaje fuera de este mundo. Así la sociedad puede seguir engañada; ¡Como no los vemos, qué nos importa! dice la sociedad con la economía como única preocupación… El extranjero se quedará perplejo cuando ve al bolo tirado en plena calle: ¿Estará muerto? piensa. Pero nadie se asombra y así quedan en las aceras, y de vez en cuando muere alguno por intoxicación etílica o ahogados en su vómito, al igual que en otros países mueren por sobredosis de heroína, cocaína, o mezclas de ácido, éxtasis, y alcohol. ¿Qué diferencia hay entre la heroína y el alcohol, cuando sus resultados son casi idénticos? ¿A quienes beneficia que se destruya el ser humano de esta forma? Si la prohibición ha demostrado que no soluciona las adicciones del hombre, ¿por qué no investigar las causas que llevan al hombre a necesitar de drogas? Este será el único camino que puede salvar a la humanidad de las adicciones. Pero, ocurre que la erradicación de ciertos vicios choca con grandes intereses capitalistas, así como ocurre con otros muchos asuntos: ¿Por qué si no en Nicaragua, que hay pobreza y desnutrición, los niños consumen más bebidas gaseosas que leche, cuando la gaseosa es dañina para la salud y mucho más cara que la leche?... Pero no todo está perdido, pues a cuatro de marzo de 2008, escuché al recién nombrado presidente Daniel Ortega, reunido con los productores de leche, y dijo que iba a trabajar para subir los impuestos a las gaseosas y bajárselos a la leche. Si medidas como estas logran que realmente baje el precio de los lácteos y la nutrición sea más sana para los ciudadanos, será un gran logro social. Y aunque a grandes empresas capitalistas no les guste: ¡SÍ! se puede hacer cambios en las tendencias sociales, sólo hay que dejar de preocuparse tanto por las ganancias de unos pocos, para ocuparse de las necesidades de muchos.
Emborracharse está dentro de la libertad del ser humano. En algunos países Europeos, la cerveza o el vino forma parte de la alimentación social y su ingestión es normal e incluso saludable, siempre que no se llegue al exceso. Alcohólicos hay en todo el mundo, independientemente del desarrollo del país, lo que demuestra que no es el desarrollo económico ni las tenencias materiales lo que hace feliz al hombre y libera de sus lacras viciosas; causadas por una educación, que no enseña a evitar la frustración, la envidia, los celos, ni dejar de ser egoísta y mezquino. Estas fallas comunes en la educación mundial actual, son las que a gritos pide la humanidad se resuelvan, con las voces de sus constantes y cambiantes vicios. Cuando sean solventadas, las generaciones que en ellas se eduquen cambiaran el curso de la historia como nunca antes se ha hecho.
Cambiar la educación materialista es responsabilidad principalmente de los gobiernos, y ver los resultados de una educación tarda décadas. Hoy estamos sufriendo las consecuencias de pasadas educaciones sin clases de moralidad y civismo, que han fomentado la falta de respeto hacia los demás. Cambiar la educación es un paso imprescindible para lograr una humanidad con menos sufrimientos y mayor felicidad.
Los alcohólicos, si no desean sinceramente salir de su adicción, quizá sigan así hasta la muerte. La responsabilidad de los gobiernos debe estar en la investigación de las causas más profundas que provocan las adicciones, y conociendo las causas trabajar para corregirlas: Si los adictos de hoy no son recuperables, trabajemos entonces para evitar que nuestros hijos sean los adictos del mañana.

(Del libro EL PEQUEÑO GIGANTE. La vida de Manuelito Maldonado Lovo. Autor:Isaac Fernández de la Villa.)

sábado, 14 de agosto de 2010

LOS VICIOS NOS ARRUINAN, Y EL SECRETO DEL ÉXITO ES...

Los vicios arruinan al ser humano, y siendo todos causa de ruina y destrucción de economías familiares y la propia familia, los legales parecen estar mejor visto por el simple hecho de no ser perseguidos por la ley. Todo queda en simple hipocresía económica legislativa, pues que algo pase de ser sano a dañino, depende de varios factores, como la cantidad de ingestión y la educación disciplinaria del individuo; para auto dominarse y no sucumbir a la adicción de cualquier sustancia, incluida la adicción de consumir sexo.
Un hombre que no depende de actividades viciosas, es un hombre más libre que aquel que de ellas depende. Estar libre de vicios, es un paso necesario para todo ser humano, que quiera y busque sinceramente ser libre.
Jesús con su cruz a cuesta y cayendo tres veces, nos enseña que como humano, todos podemos caer alguna vez por la pesada carga de nuestra existencia. Los problemas y circunstancias de todo tipo nos golpean con fuerza en algunas ocasiones, y en otras, su fuerza es poca, pero su insistencia se hace insufrible. La diferencia entre nuestra destrucción y seguir hacia delante, está en levantarnos siempre y continuar. Ser conscientes de hasta dónde somos esclavos de hábitos dañinos, de por qué los necesitamos, de si realmente nos hacen más felices al día siguiente. El secreto del éxito es caerse mil veces y levantarse mil una.
(Del libro EL PEQUEÑO GIGANTE. La vida de Manuelito Maldonado Lovo. Autor:Isaac Fernández de la Villa.)

lunes, 9 de agosto de 2010

VIDA DE ESCAPARATE

La casa de Ester se caía. El paso de los años y las inclemencias del tiempo, habían deteriorado las paredes de tierra hasta pasado su tiempo útil. Algunos de sus hijos deciden derribarla y construir una de ladrillos, pero Manuelito no confiaba en la palabra de sus hermanos; observaba que gastaban su dinero en beber guaro –bebidas alcohólicas–, y solían hablar mucho para luego no hacer nada. Dentro de los planes de renovación, se incluía la destrucción del viejo horno. Ester se oponía al proyecto por ello; durante años, el horno le ayudó a sacar a sus hijos adelante y le tenía gran aprecio. Finalmente, Manuelito y Ester aceptaron la idea de la nueva construcción cuando Chico asumió pagar los materiales; con los materiales y mis hermanos albañiles, la casa se construirá, pensó Manuelito. Derribaron el horno y la casa, pero nunca terminarían la nueva construcción.
Chico cumplió lo prometido y pagó los materiales. La casa vieja fue demolida salvo un pequeño trozo con su techo, que serviría de cobijo mientras estaba lista la nueva. Los hermanos construyeron los cimientos y levantaron las estructuras de hierro, que orientadas al cielo serían futuras columnas. Una pared ya había sido levantada a media altura, todo parecía indicar que la vivienda se culminaría, pero un día: Mira Ester, lo que yo te dije, dijo Manuelito alarmado a su madre, que por su nombre de pila tenía costumbre llamarla. Ester miró la construcción. Allí estaba uno de sus hijos albañiles, cortando los hierros de las columnas para venderlos. Cuando terminó de apilar todo el hierro, no pareciéndole suficiente, comenzó a cortar madera. Eran las vigas y tablas que formaba el armazón donde se apoyaban las tejas de la vieja casa; madera de gran calidad, que después de muchos años seguía robusta y fuerte, y que ahora iba a ser vendida como leña para fogón. Manuelito vio que se quedaban sin lugar para vivir, y tuvo que intervenir para no perder las tablas; única alternativa para construir un refugio y vivir resguardados de la lluvia y algo de intimidad. Muy de mañana los vecinos iban al molino de maíz, y a su paso veían dormir a Ester, a Manuelito, a Julio Rivera, sobrino de Manuelito que vivía con ellos por entonces, y a quienes habían llegado a hospedarse con ellos. Sin paredes, esperando que la nueva casa se terminase, sus vidas eran un escaparate para quienes pasaban por la calle.

(Del libro EL PEQUEÑO GIGANTE. La vida de Manuelito Maldonado Lovo. Autor:Isaac Fernández de la Villa.)

martes, 3 de agosto de 2010

EL PODER NO HACE IDIOTAS: LOS DESCUBRE.


Que el orgullo aumente desequilibrado, suele darse cuando una persona alcanza un puesto de poder, sea político, social, o económico; entonces puede caer en creerse mejor y con más derechos que los demás. Este orgullo desequilibrado nos hace prepotentes y soberbios, aunque llevemos camisetas y pegatinas con el Che Guevara. Si leemos las vivencias del Che, podemos ver la razón que tenía Fidel Castro al decir: Es difícil ser un revolucionario como Ernesto… Ernesto hizo devolver un convertible que le habían regalado unos empresarios a su ayudante en el ministerio de economía. Ernesto impidió que su mujer fuera al mercado en el coche que le habían asignado; porque era del pueblo y no para uso particular, y después que la vio llegar con el chofer de hacer la compra, la mandó en autobús, como los demás. Ernesto exigió que se revisaran las cartillas de racionamiento cuando observó que la suya había sido aumentada por encima de las raciones que tenían los obreros, incluso llamó a Fidel para pedirle que también revisara la suya…
Se suele decir que el poder corrompe a las personas y los hace idiotas, pero escuché una frase que define mejor lo que ocurre, y dice: El poder no hace idiotas: los descubre. El poder desarrolla y aumenta lo que ya éramos, lo que ya teníamos.
Lo importante no es ser perfecto o poseer un alto grado de virtuosidad, sino darnos cuenta de aquello que no es virtuoso en nosotros, y a partir de ahí, trabajar para limpiar nuestra corrupción interna, nuestro egoísmo, nuestra hipocresía, nuestras absurdas disputas entre compañeros por objetivos personales y egoístas, donde nos importa poco si hundimos a nuestro adversario o dañamos a otros que no tienen culpa de nuestras frustraciones y ambiciones insatisfechas. Esta es la revolución más importante que el Ser Humano ha de afrontar: La lucha revolucionaria continua activa dentro de cada uno de nosotros, y de nuestras acciones depende que seamos opresores con nuestros semejantes o libertador de virtudes para ellos.

(Del libro EL PEQUEÑO GIGANTE. La vida de Manuelito Maldonado Lovo. Autor:Isaac Fernández de la Villa.)