Para ver de verdad hay que mirar de verdad, no sólo ver la ilusión de nuestros deseos. Siempre habrá quienes estén mejor que nosotros y quienes estén peor. Nada malo tiene el trabajar para mejorar nuestras vidas, y si somos pobres, para salir de la pobreza. Lo que hace a un hombre virtuoso es el método y los medios que utiliza para lograr sus fines. Lo que hace virtuoso al hombre es no robar, no estafar, no pisotear a otros, no levantar falsos testimonios,…, ayudar a otros mientras mejora su propia vida… No es un orgullo ser pobre, pues ¿qué puede dar a otro aquel que nada tiene? Un logro verdadero es trabajar para ser rico por esfuerzo propio y usando canales nobles para lograrlo; y desde esa posición, ayudar a que otros salgan de la pobreza sin quitarles la dignidad de esforzarse y trabajar para lograrla… El trabajo dignifica al hombre, y para trabajar hay que saber cómo y con qué medios se cuentan, para luego usarlos. La Solidaridad no es como muchos piensan; yo te doy y tú me das, eso es mero intercambio comercial. Tampoco es dar limosna para limpiar nuestra sucia conciencia, cuando poco o nada nos importa como se utilice lo que damos. LA VERDADERA SOLIDARIDAD ES DAR SIN ESPERAR NADA A CAMBIO, SIENDO CONCIENTES, NO SÓLO DEL BIEN QUE HACEMOS, SINO DEL DAÑO QUE PODEMOS CAUSAR CUANDO DAMOS. La virtuosidad humana cuenta a la hora de dar: Dar limosna está bien, pero al día siguiente desapareció lo que dimos y todo sigue igual. Dar comida está bien, pero al día siguiente el hambre sigue existiendo. Dar es un arma de doble filo que puede ayudar mucho, pero puede convertir a un ser humano en haragán, dependiente de lo que le damos, hundiéndolo en la pereza del conformismo:
No le des el pescado, al día siguiente tendrá hambre de nuevo y se acostumbrará a pedir, MEJOR ENSÉÑALE A PESCAR, Y DEJARÁ DE TENER HAMBRE, Y CRECERÁ SU AUTOESTIMA AL NO TENER QUE HUMILLARSE EN PETICIÓN DE LIMOSNAS.
No le des el pescado, al día siguiente tendrá hambre de nuevo y se acostumbrará a pedir, MEJOR ENSÉÑALE A PESCAR, Y DEJARÁ DE TENER HAMBRE, Y CRECERÁ SU AUTOESTIMA AL NO TENER QUE HUMILLARSE EN PETICIÓN DE LIMOSNAS.
(Del libro EL PEQUEÑO GIGANTE. La vida de Manuelito Maldonado Lovo. Autor:Isaac Fernández de la Villa.)