EL PEQUEÑO GIGANTE


Dedicado al espíritu que dentro de cada uno de nosotros evoluciona, y que a veces, por diversas circunstancias; se revoluciona.


(La vida de Manuelito Maldonado Lovo)

jueves, 18 de marzo de 2010

LA REALIDAD SE PRESENTA CUANDO QUEREMOS RECONOCERLA

"Los hijos de Ester fueron creciendo y tres aprendieron albañilería. El mayor aprendió el oficio con Salvador, antes que muriese, y con doce años, Luís Maldonado era albañil y cabeza de familia.

La niñez y adolescencia de Manuelito, aunque dura en trabajo y sacrificio, le proporcionaba esa sensación de felicidad, que nace cuando la familia trabaja unida para el bien de todos sus miembros. Pero aquella unidad familiar, no le evitaría sufrir las consecuencias de la pobreza, con sus crueles manifestaciones físicas y psicológicas… ¿Qué niño no ha deseado el juguete de su vecino?...
Hay que escribir una carta al niño Dios, que es quien trae todos los regalos, decía la abuela en vísperas de navidad. Y cuando Manuelito aprendió a escribir, anotó en su carta al niño Dios, todos sus anhelos personales materializados en coloridos juguetes y que en sus ilusiones, lo trasportaban a mundos lejanos, allá, cerca del paraíso que tanto nombraba su abuelita. Pero cuando se despertó el veinticinco de diciembre, la carta que escribió al niño Dios seguía bajo su humilde almohada; donde la había dejado el día anterior. Sin hallar regalo cerca, buscó y buscó por el cuarto, revisó todos los rincones de la casa, y frustrado, finalmente salió a la calle. Allí vio los llamativos coches de plástico de sus vecinos ricos. Los coches que él podía tener, eran los hechos con viejas latas de sardinas, o los que tallaba su hermano mayor sobre tacos de madera. Comenzando a llorar huyó desconsoladamente de su casa. En rechazo a la injusticia manifiesta de un mundo, donde las respuestas culturales nos alejan de las realidades lógicas, para plantearse las grandes preguntas con respuestas insondables. Porque no tenemos una educación que nos lleva a comprender trascendentalmente nuestros sufrimientos, y los asuntos humanos de convivencia más básicos, se camuflaron bajo crueldades inciertas de injustos dioses; mientras la razón nos dice, que un buen padre nunca disfrutará viendo sufrir a sus hijos… "
(EL PEQUEÑO GIGANTE. La vida de Manuelito Maldonado Lovo).

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