EL PEQUEÑO GIGANTE


Dedicado al espíritu que dentro de cada uno de nosotros evoluciona, y que a veces, por diversas circunstancias; se revoluciona.


(La vida de Manuelito Maldonado Lovo)

sábado, 21 de agosto de 2010

LA DESCULTURA DEL DROGARSE PARA NO SUFRIR.

La palabra Guaro, en Nicaragua se utiliza para generalizar a las bebidas alcohólicas. Por ahora, el alcohol es la droga más destructiva existente en Nicaragua. Lo triste, es que el tiempo lo ha hecho parte de su cultura, dentro de la rama de la descultura; ya que si consideramos la cultura como el conjunto de conocimientos que nos permite desarrollar un juicio crítico: ¿qué juicio crítico tiene un borracho?... Y si consideramos la cultura como costumbre y modo de vida de una sociedad: ¿qué vida tiene el alcohólico, cuando en verdad se está suicidando lentamente? No nos dejemos engañar por viejos patrones de machos cantineros, que valoran su falsa hombría por la capacidad de aguante alcohólico y conquistador de mujeres: Eso no es cultura, sino vicio y desperdicio de las virtudes del ser humano en competiciones infantiles que sólo benefician a los cantineros y a quienes se venden por dinero. Esa mal llamada cultura, mantenida viva hasta hoy por viejas películas del siglo pasado, donde los protagonistas son borrachos y mujeriegos con afán de poder terrateniente y finquero, sigue creando las mismas aberraciones en los hijos de quienes así ordenaron sus valores personales: sus hijos intentarán ser hombres por medio de los vicios que ven en sus padres. Esta descultura, causa en ciertos lugares y en determinados niveles sociales, que se considere normal faltar al trabajo por borrachera: se paraliza la construcción de una casa, porque el albañil se emboló, dicen todos tan tranquilos, como si nada importase que esas borracheras duren días o meses, o que hagan que el obrero venda a precio insignificante todas sus posesiones para seguir bebiendo hasta que su cuerpo físico no tolere más alcohol y vomite todo lo que beba; o su garganta haya sido literalmente quemada por el alcohol. Y siempre están ahí los oportunistas, que en vez de dar buen consejo, se alegran y aprovechan las caídas del hermano para comprar a bajo costo lo que también pudo ser robado para mantener su vicio. Pero no creamos que los países en desarrollo son los únicos que tienen vicios destructivos. El efecto arruinante en lo socioeconómico de ingerir alcohol sin medida, es similar a los causados por la heroína o el crack en los países desarrollados; que son drogas relativamente baratas para la sociedad en que se mueven, y llevan al individuo a la completa ruina familiar y a la delincuencia… En países como España podemos ver a los llamados Gorrillas, personas que piden dinero por el simple hecho de indicarte donde hay un aparcamiento, el cual está claramente visible para los conductores. Muchos que a esto se dedican, lo hacen para reunir dinero y pagar su adicción, y este ejercicio se ha transformado en una forma de extorsión camuflada, que tras décadas de manifestarse en muchas ciudades españolas, está siendo reconocida como tal y perseguida por las autoridades, que por ley, sólo pueden quitarles el dinero que han conseguido como método de persuasión. El lamentable aspecto demacrado, las amenazas, y las represalias cuando no reciben lo que piden los drogadictos, obligan al ciudadano a pagar para que no dañen su vehículo o les asalten, como ocurre a veces. Si la dependencia que los deshumaniza es la heroína, las secuelas que deja la droga puede verse a simple vista: Cuerpos excesivamente delgados por la falta de hambre que produce la adicción, desaseados en todos los sentidos, con largos pelos, barbas sucias, y cierta falta de coherencia en sus acciones.
Bolo es la palabra que en Nicaragua sustituye a borracho. El bolo continuado también tiene sus secuelas visibles; mugrosos, descuidados, huelen a orín, cuando hablan hieden a alcohol, y también buscan como conseguir dinero pidiendo en las esquinas, engañando, o extorsionando, según sea el índice de maldad que tenga, o la ingestión de alcohol le haya proporcionado… Pero lo que más asombrará al extranjero que desconoce la situación social del alcoholismo en países como Nicaragua, será ver a hombres tirados por las aceras a la vista de todos. En Europa, los heroinómanos buscan lugares escondidos como parques, descampados o ruinas, para drogarse y quedar tirado en su viaje fuera de este mundo. Así la sociedad puede seguir engañada; ¡Como no los vemos, qué nos importa! dice la sociedad con la economía como única preocupación… El extranjero se quedará perplejo cuando ve al bolo tirado en plena calle: ¿Estará muerto? piensa. Pero nadie se asombra y así quedan en las aceras, y de vez en cuando muere alguno por intoxicación etílica o ahogados en su vómito, al igual que en otros países mueren por sobredosis de heroína, cocaína, o mezclas de ácido, éxtasis, y alcohol. ¿Qué diferencia hay entre la heroína y el alcohol, cuando sus resultados son casi idénticos? ¿A quienes beneficia que se destruya el ser humano de esta forma? Si la prohibición ha demostrado que no soluciona las adicciones del hombre, ¿por qué no investigar las causas que llevan al hombre a necesitar de drogas? Este será el único camino que puede salvar a la humanidad de las adicciones. Pero, ocurre que la erradicación de ciertos vicios choca con grandes intereses capitalistas, así como ocurre con otros muchos asuntos: ¿Por qué si no en Nicaragua, que hay pobreza y desnutrición, los niños consumen más bebidas gaseosas que leche, cuando la gaseosa es dañina para la salud y mucho más cara que la leche?... Pero no todo está perdido, pues a cuatro de marzo de 2008, escuché al recién nombrado presidente Daniel Ortega, reunido con los productores de leche, y dijo que iba a trabajar para subir los impuestos a las gaseosas y bajárselos a la leche. Si medidas como estas logran que realmente baje el precio de los lácteos y la nutrición sea más sana para los ciudadanos, será un gran logro social. Y aunque a grandes empresas capitalistas no les guste: ¡SÍ! se puede hacer cambios en las tendencias sociales, sólo hay que dejar de preocuparse tanto por las ganancias de unos pocos, para ocuparse de las necesidades de muchos.
Emborracharse está dentro de la libertad del ser humano. En algunos países Europeos, la cerveza o el vino forma parte de la alimentación social y su ingestión es normal e incluso saludable, siempre que no se llegue al exceso. Alcohólicos hay en todo el mundo, independientemente del desarrollo del país, lo que demuestra que no es el desarrollo económico ni las tenencias materiales lo que hace feliz al hombre y libera de sus lacras viciosas; causadas por una educación, que no enseña a evitar la frustración, la envidia, los celos, ni dejar de ser egoísta y mezquino. Estas fallas comunes en la educación mundial actual, son las que a gritos pide la humanidad se resuelvan, con las voces de sus constantes y cambiantes vicios. Cuando sean solventadas, las generaciones que en ellas se eduquen cambiaran el curso de la historia como nunca antes se ha hecho.
Cambiar la educación materialista es responsabilidad principalmente de los gobiernos, y ver los resultados de una educación tarda décadas. Hoy estamos sufriendo las consecuencias de pasadas educaciones sin clases de moralidad y civismo, que han fomentado la falta de respeto hacia los demás. Cambiar la educación es un paso imprescindible para lograr una humanidad con menos sufrimientos y mayor felicidad.
Los alcohólicos, si no desean sinceramente salir de su adicción, quizá sigan así hasta la muerte. La responsabilidad de los gobiernos debe estar en la investigación de las causas más profundas que provocan las adicciones, y conociendo las causas trabajar para corregirlas: Si los adictos de hoy no son recuperables, trabajemos entonces para evitar que nuestros hijos sean los adictos del mañana.

(Del libro EL PEQUEÑO GIGANTE. La vida de Manuelito Maldonado Lovo. Autor:Isaac Fernández de la Villa.)

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