EL PEQUEÑO GIGANTE


Dedicado al espíritu que dentro de cada uno de nosotros evoluciona, y que a veces, por diversas circunstancias; se revoluciona.


(La vida de Manuelito Maldonado Lovo)

domingo, 18 de abril de 2010

ANTES QUE UNA COSA FUIMOS OTRA; LAS COSAS CAMBIAN, AL IGUAL QUE NOSOTROS.

Siendo mayor que Manuelito, Tino se había ido de Somoto en busca de empleo años atrás. Trabajó de zapatero en Rivas, Wuaspán, Chinandega, y por último en Condega. Allí decidió volver a Somoto, su ciudad natal, para trabajar en el taller de zapatería de Roger Quintana, que era el más grande y avanzado de la zona y tenía mayor numero de trabajadores. Por entonces, Manuelito trabajaba de mensajero en la oficina de telégrafos, donde se sentía satisfecho y aprendió la comunicación mediante el código Morse. Incluso esperó conseguir una plaza de telegrafista que nunca logró... Manuelito, mejor es aprender un oficio, que estar en cargos públicos, le recomendaba Tino de vez en cuando, hasta que un día habló con el Sr. Quintana para que aceptase a Manuelito como aprendiz en su zapatería. Fue aceptado, y cuando no trabajaba en la oficina de telégrafos, donde tenía turnos con días libres de por medio, aprendía la profesión de estilista zapatero; encargado de dibujar y cortar piezas de cuero para luego ser montadas en las suelas. Mientras aprendía el oficio, escuchaba a su hermano y a otros zapateros hablar contra el régimen de Somoza.
Algunos quedaban embelesados escuchando razonamientos que comprendían, sintiendo en carne propia la opresión de la que hablaban. Otros, por el contrario, se ofendían alejaban de ellos, considerándolos enemigos por no compartir una idealizada admiración a la dictadura.

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